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Despertar de la conciencia

Despertar de la Conciencia

Celebrar la creación de mi página Web y de un blog que quiere ser creativo y de libre expresión es un momento de gran alegría personal. El proyecto llevaba mucho tiempo madurando en mí, pero, por diversas razones, aún no había tomado forma. En primer lugar, era necesario digerir el regreso a Francia en diciembre de 2019, justo antes de la tragedia del COVID 19 y sus confinamientos, e intentar reconstruirse para entrar en una fase positiva de resiliencia.

No se huye inocentemente de un país y de un continente. Sin embrago, es lo que hice cuando salí de Venezuela en 2019 para huir de una larga travesía por el desierto y de los primeros síntomas de una forma de depresión.

Confieso que estaba agotado por la crisis económica, política y social que azotaba al país, y me había obstinado de las incansables privaciones de todo tipo que afectaban la vida cotidiana: privación de alimentos con centros comerciales vacíos de todo, falta de medicamentos básicos, cortes diarios de electricidad entre 2 y 10 horas al día, privación de gas hasta de dos meses a veces en casa, una red de internet caótica agravada por los problemas de los cortes de electricidad, colas interminables en todas partes, así como en los bancos para retirar billetes sin valor, largas semanas para intentar abastecer de gasolina el carro… En resumen, un día a día de pesadilla que cuestiona, debilita y afecta inevitablemente a nuestra carne y a nuestra conciencia.

Hace unos años, una artista rusa del coro de la Ópera Nacional de Montpellier, que había huido de su país natal con su hija, me dijo: «los franceses que hablan de comunismo no saben lo que es». Desde entonces, pienso a menudo en ella y me doy cuenta de cuánta razón tenía. Hay que vivir este tipo de régimen totalitario desde dentro para intentar comprender lo que significa e implica en la vida cotidiana.

Es un hecho que Venezuela es un país que se ha hundido literalmente en un surrealismo que ninguna palabra puede describir realmente. La diáspora de 7.7 millones de venezolanos, según las cifras de la ACNUR en el 2023, de una población de unos 27 millones en 2011, es la triste consecuencia y causa un dolor indecible a innumerables familias desgarradas y destrozadas.

Por eso, porque he vivido estas restricciones, estas situaciones absurdas y humillantes, reivindico alto y claro mi libertad de expresión en este blog. Sólo me compromete a mí, el artista y ciudadano que soy, el hombre que ya no es el mismo desde esta epopeya tropical. A partir de ahora, hay un antes y un después de Venezuela para mí.

Este país, por el que siento un profundo afecto y que me acompaña todos los días, puedo decirlo así ya que mi esposa es venezolana, ha sido una bendición para mi camino personal, espiritual y artístico. Porque en cualquier situación, incluso en las que parecen más dramáticas, siempre hay algo que llevarse, sobre lo que meditar.

Para mí, la aventura venezolana fue una llamada de atención, un despertar de la conciencia sobre muchos temas, ya fueran políticos, humanistas, ecológicos, artísticos o musicales. Fue una toma de conciencia que, en cierto modo, resultó casi profética, ya que anticipó el cuestionamiento que la crisis del COVID 19 provocó aquí y allá. Porque esta pandemia, que paralizó al mundo entero, impuso nuevas interpretaciones y, sobre todo, un cuestionamiento de nuestros modelos sociales, exigiéndonos a todos reinventarnos. Ahora bien, lo que he vivido en Venezuela durante siete años (2012-2019) puede resumirse precisamente en eso: cambiar de paradigma, olvidar las propias referencias y abrirse a nuevas ideas.

Desde el punto de vista musical, era necesario adaptarse al mundo musical venezolano, particularmente reactivo y creativo, que maneja de manera notable dos tipos de repertorios muy distintos: el académico y el popular. La música popular latinoamericana es increíblemente rica y resume el alma de los latinos, especialmente de los venezolanos: una alegría contagiosa, una actitud positiva ante las vicisitudes de la vida enriquecida por un legendario sentido del humor, un proverbial sentido de la fiesta y un gusto desmesurado por el baile. Y cuando se baila, ¡se entrega el cuerpo! Se muestra sin escrúpulos ni pudor, a veces con sensualidad y seducción, porque contrariamente a los códigos franceses y europeos, las sensaciones físicas y corporales se disfrutan plena y abiertamente.

Esta idiosincrasia del pueblo venezolano influye de forma natural en el aprendizaje musical, especialmente en el acercamiento al ritmo. Como resultado, los músicos venezolanos tienen un increíble sentido del ritmo, porque no lo intelectualizan. Al contrario, se lo apropian a través de sensaciones físicas. Sin embargo, los ritmos latinos y afrocubanos son extremadamente complejos, lo que quitaría el poder a cualquier europeo atado a rígidos patrones intelectuales.

Así que sí, Venezuela cambió mi visión de la vida, de las relaciones humanas, de la música. Me impuso nuevos códigos y nuevas pautas. Pero, sobre todo, me ha desinhibido profundamente para dejar expresar una parte de locura, de creatividad que no sospechaba, y me ha hecho así libre. Libre de mí mismo, libre de ciertos pensamientos, libre frente a una herencia cultural europea abismal, pero a veces paralizante. Libre para enfrentarme a un mundo más incierto y peligroso que nunca en muchos aspectos. Libre, por fin, para tener el coraje de cuestionarme y escuchar el canto de lo desconocido.

Esta libertad reivindicada me animará permanentemente a dar vida a este blog y alimentarlo de reflexiones, intercambios con músicos y artistas venezolanos y sudamericanos, pero también con filósofos, sociólogos y escritores.

Hasta pronto, queridos visitantes, para compartir y viajar juntos entre dos continentes y descubrir, tal vez, ¡nuevas atmósferas musicales! Hoy, nos dirigimos a Argentina con Carlos Guastavino y la maravillosa soprano venezolana Margot Pares-Reyna:

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3 Comentarios
  • María Daniela
    Posted at 05:54h, 26 septiembre Responder

    Que hermosas palabras.. Que vivan los intercambios culturales que llenan nuestra alma y espíritu! Que viva la libertad, para siempre poder seguir el camino del corazón!

  • Marianela Perez
    Posted at 18:59h, 25 septiembre Responder

    Mi querido amigo no puedo llamarte de otra manera porque eres un venezolano y así nos tratamos con cariño y respeto en esa linda tierra tan cerca de nuestro corazón y lejos por ese océano que nos separa.
    Solo decir que bravo por esa exposición sobre la realidad actual que se vive en Venezuela y que afecta con mucho dolor a un país que no merece vivir en dictadura. Pero pronto con la lucha de todos sobretodo los que estamos regados por el mundo y la ayuda de la comunidad internacional enterraremos este cancer que hemos soportado por 25 ańos. Gracias por tu blog y muchos éxitos.
    Marianela
    84460 Cheval Blanc

  • Soraya Moreno
    Posted at 13:08h, 25 septiembre Responder

    Wao que impecable cada una de sus palabras, es notorio y évidente el sentir Venezolano que haz desarrollado. Muy Feliz con este blog de deleitarme con cada parrafo que hables tan hermosa mente bien de mi pais Venezuela. Mil felicitaciones por esta nueva etapa y compartire esté blog.

Deje su comentario. ¡Gracias por leerme!